La ingeniería aeroespacial con nombre de mujer

Es 8 de marzo, Día de la Mujer, día de reivindicar su papel fundamental en todos y cada uno de los engranajes que conforman la sociedad. El pasado mes de febrero ya celebramos el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, pero hoy vamos un paso más allá. En la historia aeroespacial, el hombre ha sido quien ha dominado cientos de titulares en periódicos, artículos científicos o revistas. Pero, como en muchos aspectos de esta vida, detrás de un ingeniero aeroespacial hay una talentosa mujer aeroespacial y desde ESERO Spain queremos dar un empuje a estas mujeres para que se pongan al frente de todo lo que han conseguido y que, sin ellas, la carrera aeroespacial no habría sido lo que es.

El mundo está cambiando y los perfiles capaces de gestionar equipos, que lideren con empatía y asertividad, con capacidad resolutiva que se organicen y gestionen bien el tiempo, son cada vez más demandados. Estas características, en el sector STEAM, las mujeres destacan sobremanera pero nadie explica cómo de imprescindible es su trabajo en estos ámbitos de trabajo tan específicos, lo que provoca que las jóvenes no se interesen por las materias STEAM y eso conlleve que el cambio siga manteniendo una lentitud casi desesperante.

Os queremos hablar de Katherine Johnson, una verdadera “calculadora humana”. Sin ella, el viaje al espacio del estadounidense Alan Shepard no habría sido posible. Johnson fue la encargada de calcular la trayectoria del vuelo, pero a lo largo de su carrera en la NASA fue la responsable de calcular las ventanas de lanzamiento y las rutas de regreso de emergencia de muchos vuelos del Proyecto Mercury, el primer programa espacial tripulado, y del viaje a la Luna del Apolo 11.

Margaret Hamilton fue otra informática e ingeniera en sistemas estadounidenses que, con su trabajo, hizo posible que Neil Amstrong se convirtiera en el primer hombre en pisar la Luna. ¿Cómo lo consiguió? Dirigió un equipo que desarrolló un software para el Programa Espacial Apolo. El ordenador de a bordo del módulo espacial se sobrecargaba al realizar muchas tareas de forma simultánea, pero con los programas desarrollados por Hamilton, se conseguía detectar y evitar dichas sobrecargas, reparar errores y priorizar tareas.pulado, y del viaje a la Luna del Apolo 11.

Si has visto la película ‘Talentos ocultos’ conocerás a la matemática Dorothy Vaughan, calculista del Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica (NACA), que luego pasó a llamarse NASA. Vaughan formó parte del grupo de mujeres afroamericanas del Centro de Investigación Langley pero logró superar la injusticia de la segregación racial del país y llegó a especializarse en rutas de vuelo, trabajó en el proyecto SCOUT y se especializó en el lenguaje de programación FORTRAN además de formar parte del Analysis and Computation Division (ACD).

Otra de las mujeres que luchó por su pasión en la ingeniería aeroespacial fue Kitty O’Brien Joyner. El programa de Ingeniería de la Universidad de Virginia no aceptaba mujeres, pero Joyner no se rindió e inicio un proceso legal para cursar los estudios y convertirse en la primera mujer ingeniera de la NASA. Su especialidad, las turbinas en túneles de viento, imprescindible para definir los estándares de la aeronáutica moderna tal y como la conocemos.

Nancy Roman es conocida como la madre del Hubble. Ya a los 11 años se sintió fascinada por la astronomía, llegando a formar un pequeño club con algunas amigas con las que se reunía para aprender sobre las constelaciones y el universo. A lo largo de su carrera fueron muchos los hombres que, de forma más o menos sutil, quisieron quitarle este interés pero Nancy Roman persistió y se llegó a convertir en una de las primeras mujeres ejecutivas de la NASA, teniendo un papel fundamental en el programa Hubble que construyó, puso en órbita y operó durante años el famoso telescopio que nos ha permitió conocer el espacio de una forma extraordinaria.

Si te decimos que la primera programadora de la historia data de 1815 puede resultarte chocante dada la fecha de la que hablamos. Pero es así, hablamos de Ada Lovelace, hija del poeta Lord Byron y la baronesa Annabella Noel-Byron. Tras el divorcio, su madre volcó todos sus esfuerzos en estimular a su hija para que se interesase por la ciencia y la tecnología. Su talento matemático la llevó a tener amistad con el matemático Charles Babbage y su máquina analítica. Ada Lovelace tuvo que traducir un artículo sobre dicha máquina, que complementó con numerosas notas propias cuyo contenido nos llevan a considerarlas como el primer programa de ordenador, es decir, un algoritmo codificado para que una máquina lo procese. De hecho, años más tarde, científicos como John von Neumann o Alan Turing trabajaron sobre las aportaciones de Ada para continuar su labor en el campo de la computación y sentar así las bases de la informática.