Desde Laika a los turistas espaciales: la evolución de los vuelos tripulados
Cuando Julio Verne escribió su novela ‘De la tierra a la Luna’ (1865) o H.G. Wells hablaba de invasiones marcianas en ‘La guerra de los mundos’ (1898), la posibilidad de viajar a la Luna se veía tan lejana como los 384.400 kilómetros que la separa de la Tierra. Y si ya se intuía complicado enviar algún objeto a la Luna, pensar en realizar vuelos tripulados, se intuía imposible.
Pero, como en muchos otros aspectos de la vida, no debemos subestimar la capacidad humana para superar retos y conseguir romper las barreras de lo establecido. Hoy, 12 de abril, conmemoramos el Día Internacional de los Vuelos Espaciales Tripulados. Se consiguió en el año 1961 cuando el ciudadano ruso Yuri Gagarin pasó a la historia por ser el primer hombre en realizar un vuelo espacial a bordo de la Vostok I. Pero vayamos por partes, porque hasta llegar hasta este hito, tuvo lugar una carrera espacial en toda regla entre las principales potencias de Estados Unidos y la Unión Soviética.
Ambos países comenzaron esta carrera espacial en 1957 con el anuncio de próximos lanzamientos de satélites. La Unión Soviética se adelantó, lanzando en octubre de ese mismo año el Sputnik 1, el primer satélite artificial de la Tierra en la historia de la humanidad. Le siguió, un mes más tarde, el Sputnik 2, conocido por ser el primer satélite con un animal dentro, concretamente la famosa perrita Laika. Este adelantamiento espacial llevó a los Estados Unidos a acelerar sus investigaciones espaciales, creando en octubre de 1958, el Programa Mercury.
Los primeros desafíos
El principal desafío al que se enfrentaban los estadounidenses implicaba la construcción de una nave segura que permitiera a un astronauta llegar hasta la órbita terrestre sin ser destruido por las enormes aceleraciones que ello implicaba. Otra de sus preocupaciones eran las extremas situaciones del ambiente espacial como el vacío, las bruscas fluctuaciones de temperatura y la radiación espacial. Y todo se podía complicar aún más ante la necesidad de realizar una reentrada a la atmósfera a alta velocidad, protegiendo al astronauta de las altas temperaturas.
En 1961 apareció en escena Ham, el chimpancé que se convirtió en el primer homínido en volar al espacio exterior perteneciente al Programa Mercury. El éxito de la misión llevó a Estados Unidos a seleccionar a un grupo de astronautas de la NASA conocidos como los ‘Mercury Seven’.
Pero la Unión Soviética también seguía avanzando y desarrollando su programa espacial Vostok. El 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin dio una vuelta a la Tierra en una misión que duró apenas 108 minutos a bordo de la nave Vostok 1. Un mes después, el Programa Mercury estadounidense dio sus frutos permitiendo que el astronauta Alan Shepard realizase un vuelo suborbital a bordo de la cápsula de la nave Mercury Redstone 3, en un vuelo que duró 15 minutos.
A diferencia del vuelo de Gagarin, que fue totalmente automático, Shepard tuvo cierto control sobre su transporte suborbital y además fue el primer astronauta en retornar a la Tierra a bordo de su nave, ya que los cosmonautas rusos debían abandonar sus naves en paracaídas antes del aterrizaje. A partir de estos vuelos tripulados, entre 1961 y 1963 tanto el programa espacial Mercury (EEUU) como Voltok (URSS) pudieron poner en órbita diversas naves con astronautas en su interior.
En 1986, la Unión Soviética puso en órbita la estación espacial Mir que estuvo en funcionamiento hasta el año 2001 y por la que pasaron más de 100 astronautas. Este proyecto fue fundamental para desarrollar la Estación Espacial Internacional, proyecto en el que colaboran 16 países. Hoy en día, la carrera espacial se ha convertido en un proyecto común entre los países implicados, alcanzando sinergias que nos hacen evolucionar mucho más rápido para alcanzar nuevos hitos en el descubrimiento del Espacio Exterior.
¿Cómo nos encontramos en la actualidad?
Hoy en día parece que viajar al Espacio no es tan lejano, de hecho, ya se han producido viajes espaciales privados por personas no profesionales. 2021 fue un año récord de vuelos espaciales en el que 47 personas han viajado al espacio, 26 de ellas no profesionales, es decir, turistas espaciales: cuatro volaron en la misión Insration 4 de SpaceX, 14 como turistas con Blue Origin, la actriz Yulia Peresild y el director Klim Shipenko viajaron en la nave Soyuz MS-18 y, por último, en la Soyuz MS-20 iban otros dos pasajeros no astronautas.
El año pasado la NASA dividió su departamento de vuelos espaciales tripulados en dos organismos separados: uno centrado en las grandes misiones orientadas al futuro, a la Luna y a Marte; y el otro, en la Estación Espacial Internacional y otras operaciones más cercanas a la Tierra. Esta reorganización responde a una evolución de las relaciones entre empresas privadas, como SpaceX. “Es algo más que un cambio organizativo. Es sentar las bases para los próximos 20 años, definir el futuro de la NASA en una economía espacial creciente”, aseguró la NASA.
En el caso de Europa, la Agencia Espacial Europea (creada en 1975) también ha trabajado en misiones espaciales importantes de observación de la Tierra para monitorizar, por ejemplo, el medio ambiente o detectar la llegada de asteroides. Además, cuenta con un Cuerpo Europeo de Astronautas que son entrenados para formar parte de misiones tripuladas. Ya son cerca de una treintena de astronautas europeos los que han viajado al Espacio, entre los que podemos destacar al español Pedro Duque, cuya primera misión se produjo en 1998.
Actualmente siete astronautas de la ESA participan en misiones tripuladas fuera de la Tierra, colaborando con la NASA. Algunos ejemplos los encontramos con Matthias Maurer, que participa en la misión en la Estación Espacial Internacional conocida como ‘Cosmic Kiss’; el astronauta danés Andreas Mogensen, que este año tiene previsto volver a viajar al Espacio en una misión de larga duración; o la italiana Samantha Cristoforetti, que volverá a la Estación Espacial Internacional en la misión Minerva.